7.- El desarrollo actual.

Tras la Guerra Civil el desarrollo de la ciudad y del barrio se vió mermado por las dificultades económicas. Quizás la reforma más señalada de los años cuarenta fuera la creación de las viviendas protegidas de La Victoria, uno de los muchos núcleos de planificación oficial que con el tiempo existirían en la ciudad, que contaba con 208 viviendas.

Los años cincuenta son los que traen una nueva dinámica a la ciudad con el asentamiento de núcleos industriales. Nacen industrias como NICAS, TAFISA, ENDASA y más tarde FASA, SAVA, TECNAUTO, Viguetas Castilla, Viguetas Toquero, Tecnifer, Lampistería Gamo,... más tarde aún Motransa, ACOR, Maggi, Iberit, Papelera Victoria, Michelín,..., gracias a las cuales se fue configurando la infraestructura industrial de la moderna ciudad.

Este crecimiento industrial lleva parejo el urbano. El barrio de La Victoria vio como la ciudad se iba dotando de más puentes (Poniente, Isabel la Católica, García Morato,...) y como poco a poco se iba realizando ese sueño de ocupar definitivamente la orilla derecha. Ocupación muy tímida en el comienzo y limitada al edificio de la Feria de Muestras para irrumpir plenamente este proceso en los años setenta con la creación de la moderna zona de Huerta del Rey. Este crecimiento no pararía ahí, sino que ante la sorpresa de muchos llegó a ocupar la zona de páramo que delimita la ciudad, naciendo Parquesol.

Ante este rápido crecimiento, La Historia vio como su casería iba quedando limitado por dos límites muy rígidos: la red viaria y el propio Canal, al que debió parte de su desarrollo. Cas carreteras de Léon y de Palencia no son únicamente vías de acceso a la ciudad, sino también un apretado corsé. Al tiempo estas vías son aprovechadas, sus márgenes, para asentamiento de talleres, industrias modestas de todo tipo que e unen a los tradicionales de la zona. No s un auténtico polígono industrial, puesto que no nace como tal ni con sus características, pero su nivel de ocupación aumenta sin parar: Coca-Cola, Posadas, Ipavasa, ...

La fisonomía externa del barrio también comenzó a cambiar. Prueba de ello fue el derribo de la Iglesia de La Victoria, anterior convento de Mínimos que estaba en deficiente estado de conservación, pero que en opinión de Martín González no amenazaba ruina, pero estamos en una época en la que el valor del suelo aumenta rápidamente. Se levantó un nuevo templo al cual se adosó la fachada del antiguo y en el presbiterio se colocó el retablo de Esteban Jordán, de 1594, que perteneció al antiguo templo de San Ildefonso.

Pese al desarrollo, el problema más grave del barrio seguía siendo la carencia de infraestructuras. El aumento de la densidad del tráfico rodado convirtió a esta zona en un importante, y difícil, nudo de comunicaciones que hacía cada vez más problemáticas las relaciones con la ciudad. Una carretera concebida como medio de comunicación se había convertido en un obstáculo para la integración de la ciudad. Se plantearon muchas soluciones posibles (puentes, túneles,...) pero fueron rechazadas por otras no sé si mejores o peores, pero sí más baratas como eran los pasos y cruces al mismo nivel.

Aún hoy, con un aspecto más presentable, la problemática del tráfico no ha desaparecido. Es evidente la necesidad de nuevos puentes sobre el canal y más tras la construcción desde los años 90 de Puente Jardín y convertir las carreteras actuales en vías interiores de la propia ciudad. El adecentamiento de las márgenes del río y del Canal son algunas de las obras que demandan hoy en día los vecinos y contribuyentes de este histórico núcleo de población.

Volver a Índice de Historia