6.- La modernidad.

Esta zona carecerá largo tiempo de servicios municipales. Hasta 1921 no se hará el colector de aguas sucias, aunque no se terminaría hasta 1936 por la empresa Koplowitz. El primer proyecto de pavimentación fue de 1931, pero sólo para las calles principales, como la carretera de León, camino de Rioseco o cercanías del Puente Mayor.

Poco a poco el Ayuntamiento va dotando a esta zona de servicios, aunque no fue capaz de reglamentar las edificaciones, teniendo que repetir en 1931 la ordenanza que decía que las viviendas habían de ser de dos pisos como mínimo. La planificación municipal deseaba lograr, como mucho, en esta zona un asentamiento no superior a los 3.800 vecinos.

Muy anterior a la dotación de un colector es la introducción del gas del alumbrado, hacia 1850. En la zona que nos ocupa prácticamente se limitó a la zona del Puente, un puente que ya no es el único, puesto que desde 1856 se cuenta con el llamado Puente Colgante, pero que aún conserva el fielato para el control de mercancías.

El alumbrado eléctrico llegaría en 1905 de la mano de "La Sociedad Eléctrica Castellana", que se fusionó en 1907 con la Electra Popular Vallisoletana.

Hacia 1870 se inaugura en Valladolid el primer tranvía, tirado por mulas, sustituido en 1881 por uno nuevo impulsado por vapor y patrocinado por una sociedad belga. En 1909 Santiago Alba compra esta sociedad y electrifica el servicio. En 1910 se inaugura la línea Plaza Mayor-Puente Mayor (estación de San Bartolomé), prolongada más tarde hasta el Canal de Castilla.

Estos nuevos inventos y servicios van creciendo a la par del desarrollo demográfico. La ciudad cuenta ya en el censo de 1900 con más de 70.000 habitantes, lo cual repercutió en un aumento del caserío, que proseguirá su aumento para dar cobijo a los 125.000 habitantes a los que se llega en 1945-50. Estos incrementos fueron posibles gracias a los excedentes humanos procedentes del medio rural, que en su mayor parte pasan a incrementar el proleta-riado urbano que vive en zonas del arrabal con escaso desarrollo urbanístico.

En estos años, principios del siglo XX, La Victoria sufre una evolución que la va alejando de aquel paraje lleno de edificios religiosos y propicio para el paseo, como lo fue en el siglo XVI y XVII, aunque aún eran frecuentes los paseos a las eras del canal para realizar meriendas campestres. La tranquilidad recoleta del barrio Canal-Victoria se ve recortada no sólo por el movimiento y trasiego de las barcazas de transporte en los muelles del Canal o por el leve traqueteo de tren mataburros, sino también por el desarrollo de un peueño centro industrial. Así, a comienzos del XX -1909- nació la "Flor del Pisuerga", fábrica de harina que se convirtió en el edificio más representativo del barrio, al estar colocado justo en su inicio. Es un edificio industrial que no renuncia a un cierto sentimiento estético con las típicas cornisas con tables recortados a modo de festón. Las ventanas de la fachada no se corresponden con la distribución interior de espacios.

Al amparo del tráfico comercial del Canal, de la estación de San Bartolomé, etc., hacia 1920 se localizan en el barrio tres constructores de carros -situados en las Eras y en el Paseo del Muelle-. Hay varias fábricas de pan, asentamientos ganaderos (vaquerías) en las riberas del río. Aún era muy fácil ver rebaños de ovejas pastando en las eras, en convivencia con la ganadería caballar o equina -asentada en el Paseo del Muelle 8-, quizás como caballerizas, tan necesarias como elementos de tiro en el transporte del Canal, sin olvidar pequeños asentamientos de hospedaje, como la célebre posada de D. Melitón Gutiérrez, también en el Paseo del Muelle.

Junto al "desarrollo industrial" poco a poco, muy poco a poco, se van desarrollando también los grupos escolares. Hacia 1922 había un grupo de niños en el Colegio de San Bartolomé, en la plaza del mismo nombre y un colegio de niñas en Puente Mayor, 12. Y ya más tarde, hacia 1934, se utilizaba como escuelas el grupo Pablo Iglesias en las afueras del Puente.

Al llegar los años treinta, con el barrio ya plenamente consolidado, el Ayuntamiento decidió promover -1931- una planificación general de la ciudad, a cargo de D. Enrique García Frías. Hubo nuevos intentos en 1935 por D. Juan Agapito y Revilla y otro posterior de César Cort en 1938.

El Plan General de Cort afirmaba que era absolutamente indispensable que el Pisuerga se transformase en el eje principal de la nueva ciudad y pone los terrenos de la orilla derecha en condiciones favorables para construir. El ensanche de la ciudad por esta zona estaría limitado por el Cerro de las Contiendas.

Esta orilla derecha, salvo el núcleo industrial pequeño del Canal de Castilla se consideraba apta para asentamientos industriales por la pureza de sus aires. Se quería dejar una parte de la orilla izquierda como zona industrial para aprovechar el trazado del Ferrocarril del Norte y la línea Ariza.

También deseaba el Plan Cort lograr una nueva ciudad basada en grandes arterias rectas, con lo que desaparecía la ciudad histórica y se efirmaba la necesidad de construir nuevos puentes si se deseaba que la ciudad viva asomada al Pisuerga.

El Plan no se llevó a efecto en esta zona, pues el único barrio nacido en la orilla derecha antes de los años setenta fue el de Girón en 1955, ocupado por gentes modestas. El barrio, nacido humilde, seguía un modelo parecido a los nuevos pueblos que diseñaba en aquel momento el Instituto Nacional de Colonización. Son casas con patio en un deseo de hacer más fácil la integración de la gente del medio rural a la ciudad, aunque el problema fue que nació muy desgajada de la misma, con una apreciable discontinuidad física con el resto de la ciudad.

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