ALLÁ DONDE ACABA EL CANAL DE CASTILLA
José Antonio García Alfonso.
Biólogo
Desde Alar del rey hasta Valladolid y Medina de Rioseco. Éste es el trazado definitivo del Canal de Castilla, monumental obra de ingeniería hidráulica realizada entre los siglos XVIII y XIX, que fue proyectada como vía de comunicación fluvial y que actualmente es utilizada para el riego de tierras de labor.
En el barrio de La Victoria se encuentra la dársena donde finaliza el denominado Canal Sur, uno de los tres ramales de los que se compone el Canal de Castilla. Este ramal parte del Canal de Campos en las proximidades de la localidad palentina de Grijota. El Canal Norte tiene su inicio en el río Pisuerga, en Alar del Rey, y acaba en Calahorra de Ribas, punto donde se inicia el ramal de campos que llega hasta Medina de Rioseco.
En el barrio de la Victoria concluye, pues, el recorrido de una de las arterias hidráulicas más importantes entre las creadas por el hombre hace siglos. Es indudable el valor histórico y patrimonial que posee el Canal de Castilla, otorgando, asimismo, un grado de singularidad especial a nuestro barrio.
El atractivo histórico que por si mismo posee el Canal de Castilla, se ve complementado con un interesante patrimonio natural, resultante de la acción conjunta de naturaleza y hombre sobre la obra de ingeniería primigenia.
Como anteriormente se comenta, en el barrio de La Victoria se encuentra una de las dársenas del Canal de Castilla. Este lugar constituyó un pequeño puerto fluvial al que llegaban y del que partían barcazas, para cargar y descargar diversos productos y personas. Aquí vamos a contemplar el tramo comprendido entre la dársena y la esclusa número 42, situada en las inmediaciones de las instalaciones de Tafisa, ya que es uno de los itinerarios escogidos habitualmente por muchos habitantes del barrio para caminar, andar en bicicleta o disfrutar del entorno natural.
Madroño
En la parte final del Canal, incluido en el entramado del barrio, existen algunos parques anexos a su trazado, pudiendo encontrar en ellos una diversa flora de jardinería, aunque no por ello carente de interés. Algunas de las especies que podemos observar en estos lugares son el castaño de indias, abedul, pinsapo, palmera, madroño, carpe, sequoia gigante, sabina rastrera, ciprés de Monterey, agracejo, arce, cerezo rojo, roble, laurel o durillo. En muchos casos encontramos carteles que nos informan de la especie que estamos observando y de algunas de sus características, lo que contribuye a enriquecer nuestro paseo si prestamos algo de atención.
En la orilla del Canal encontraremos abundantes chopos, algunos de repoblación y otros autóctonos, generándose algunas zonas de chopera que ofrecen al paseante o ciclista una aliviante sombra en los días más calurosos del verano. Merece la pena destacar las hileras de chopos existentes entre el puente de la autovía y la esclusa número 42. Muy cerca del nuevo y "flamante" puente de la pasarela, hay un gran ejemplar en el que podemos observar varios yesqueros, un hongo leñoso y duro con aspecto de tejadillo que vive de forma parásita sobre el árbol.
Otros árboles de las márgenes son los olmos, aunque actualmente están muy diezmados por la enfermedad de la "grafiosis". En algunos ejemplares muertos y con la corteza ya desprendida, podemos observar las galerías excavadas en la madera por los escarabajos transmisores del problema. No obstante, hay bastantes ejemplares vivos que esperemos resistan la enfermedad. Aparecen también algunos alisos, una especie arbórea ribereña fácil de reconocer, ya que sus frutos tienen la forma de una pequeña piña y las flores masculinas se agrupan en estructuras colgantes.
Algunos pies de almendro, salpicados aquí y allá, nos recordarán con su temprana y arriesgada floración que la primavera está más próxima. En lo que a arbustos se refiere, en las orillas abunda la zarzamora , en algunos casos invadiendo el camino habilitado sobre el antiguo "camino de sirga", senda por la que transitaban las mulas encargadas de remolcar las barcazas. Otras especies arbustivas son el espino albar y el rosal silvestre , ambas productoras de frutos que ingieren ávidamente algunas aves como el mirlo común o los zorzales.
En el mismo cauce emergen densos carrizales que se alternan o combinan, según el caso, con formaciones de menor entidad de junco pelotero. Ésta última también es una planta del tipo espadañal o cañaveral, y ambas sirven de refugio y lugar de nidificación para las aves acuáticas más frecuentes en el Canal, la polla de agua y el ánade real . En las masas de carrizo anida una pequeña ave insectívora, el carricero común, cuyo canto, compuesto de voces vibrantes y repetitivas, es fácil de escuchar en primavera y verano. Por esto, es importante no destruir el carrizal, práctica habitual en la zona, al menos durante la época de reproducción.
Otras especies vegetales acuáticas fáciles de reconocer son el junco churrero, de tallos cilíndricos y flores formando cabezuelas esféricas en la parte alta, y los lirios, que destacan sobremanera sobre el paisaje con sus flores amarillas.
En cuanto a la fauna, la presencia de agua y la vegetación existente facilitan que una variada representación de animales este presente en el Canal y en sus inmediaciones. En un paseo por la orilla, y en función de la época del año en que nos encontremos, podemos sorprender multitud de aves insectívoras como el colirrojo tizón, carbonero común, herrerillo común, mosquitero común, zarcero común, curruca zarcera, ruiseñor bastardo, ruiseñor común, agateador común, chochín, lavandera blanca o lavandera cascadeña.
También podemos
encontrar otras especies no insectívoras como el mirlo común, jilguero, verderón
común, verdecillo, pardillo común, abubilla, urraca, estornino negro, tórtola
turca, pico picapinos o pito real. La abundancia de aves se puede intuir
al observar, cuando la caída de las hojas lo permite, multitud de nidos entre
la vegetación. En las zonas más abiertas, en las inmediaciones del parque, podemos
ser testigos de los vuelos de una pequeña rapaz, el cernícalo vulgar,
y en el mismo Canal podemos observar las evoluciones de golondrinas comunes,
vencejos comunes y aviones comunes, que en vuelos rasantes sobre el agua
beben y capturan insectos. Incluso, con un poco de suerte y en la época de migración
de la especie, podemos tener la oportunidad de ver algún ejemplar de martín
pescador volando a toda velocidad.
No faltan los mamíferos como la rata de agua, que no hay que confundir con la rata parda o común, mucho más problemática por transmitir enfermedades y ser susceptible de convertirse en plaga. También podemos observar algunos conejos en las inmediaciones, y esperemos que, como sucedía hace algunos años, aun quede algún ejemplar de comadreja.
En cuanto a la fauna estrictamente acuática, hay que comentar que lo que otrora era un Canal abundante en barbos, bogas, gobios o bordallos (antes conocidos como cachos), ahora se ha convertido, por desgracia y por diversas causas, en un curso en el que los peces son más bien escasos, predominando las especies exóticas como el black bass, carpa, lucio, perca sol y cangrejo americano, lo que sin duda a contribuido a mermar las poblaciones de los anteriores y a empobrecer el Canal en este aspecto. También es posible ver algún ejemplar de tortuga de Florida, procedente de sueltas de particulares, en sustitución del galapago leproso, especie autóctona que en su tiempo (hablo de cuando yo era niño) habitaba el Canal.
"Un barbo de los de antes"
Antes de terminar quiero recordar que no muy lejos del barrio se encuentra la esclusa 42, que recomiendo visitar. Las esclusas son elementos cuya utilidad era salvar los desniveles del terreno. La 42 aún conserva las compuertas de madera originales que servían para hacer subir y bajar el nivel de la balsa y permitir el paso de las barcazas de un tramo a otro. Esta esclusa es de balsa rectangular, que fue el tipo adoptado en las construidas en el siglo XIX, al contrario que las construidas en el siglo XVIII que eran de balsa oval.
En la época de reproducción del barbo, sobre el mes de mayo o junio, podemos asistir en este lugar a un espectáculo único, como es el remonte que los peces hacen por el chorro de agua del aliviadero. A fuerza de grandes saltos, similares a los de los salmones, los peces intentan subir corriente arriba siguiendo su instinto natural. Merece la pena.
Y recordar, se puede disfrutar del entorno del Canal sin dejar de respetar los seres vivos que habitan en él.